Pudo notar que Peter no estaba feliz de su decisión, como si él pudiera oler algo que ella no, lo cual era razonable, por eso Elena no dijo nada cuando al salir, el alfa dejó la puerta abierta, como indicando que estaria ahi, que él podría venir por ella cuando ella lo decidiera correcto.
Elena sabía que Richards no era una persona violenta, no la iba a lastimar, y de alguna manera, ella sentía que le debía algo, al menos una explicación.
Lo había dejado casi en el altar después de todo.
—¿Está mi madre contigo? —Richard giró su rostro para mirarla, poniendo una mueca sombría en el rostro.
—No.
Elena no le creía.
—¿Cómo nos encontramos?
—Tu madre… —Elena hizo una mueca mientras asentía, porque por supuesto que esto tenía que ver con su progenitora—. Tu madre, Elena, está preocupada, todo este tiempo te ha estado buscando.
—Claro y que yo haya sido la luna de la manada no tiene nada que ver con eso —La chica se movió un poco, para intentar sentarse mejor, a pesar de que l