Carolina vio que su actitud era firme, no insistió más en que lo aceptara, suspiró suavemente:
—Estrella, si después necesitas dinero, definitivamente díselo a mamá, no te esfuerces sola, ¿está bien?
—Mm.
Estrella asintió.
Carolina se fue, pero su figura se veía algo triste y solitaria.
Estrella miró su figura alejándose, se le oprimió la nariz, sus ojos no pudieron evitar enrojecerse.
Sabía que sus palabras de hoy también habían entristecido a mamá.
Pero sin importar qué, ya no quería caminar por un sendero que sabía que estaba equivocado.
Estrella se secó las lágrimas, luego regresó a su habitación, tomó su celular y revisó sus ahorros.
Estos tres años había acompañado a Juan en su emprendimiento. Después de que se estableció la empresa, Juan había querido darle acciones de la compañía, pero ella en ese momento era demasiado ingenua y tonta, pensando que después se casaría con Juan y serían familia, no las aceptó.
Antes siempre había sido diseñadora de la empresa, el año pasado la as