27-Pedir disculpas.
Rosaura:
Me sentía como una estúpida allí, a las afueras de la ciudad, llamando al adosado de Óscar, pero él y yo teníamos que hablar, teníamos una charla pendiente.
- Rosaura – me saludó Helena al abrir la puerta, con su pequeña Carolina en brazos – cuánto tiempo – se acercó a darme dos besos, mientras su hija se enganchaba a mi pelo. La agarré de las manitas y soplé su nariz, haciéndola reír. Abrió las manos y dejó escapar mi cabello – sigues teniendo muy buena mano con los niños. Me enteré de lo de Carmen, lo siento muchísimo…
- Si, ya… gracias – contesté, con rapidez, algo incómoda - ¿dónde está Pablo?
- Está en la habitación del