Clara y Cara Miller son hermanas gemelas, pero sus vidas han tomado rumbos drásticamente diferentes. Mientras Clara intenta lidiar con el dolor haber perdido a su gran amor, Noah, quien ahora está casado con su hermana, la rivalidad entre las dos se intensifica en medio una disputa familiar por el control la prestigiosa firma su fallecido padre. Noah, dividido entre su deber como esposo y los sentimientos no resueltos por Clara, lucha por mantener su matrimonio intacto, pero la tentación siempre parece acechar. Para complicar aún más la situación, Heinst, un hombre misterioso ligado al pasado de Clara, reaparece inesperadamente, reavivando llamas que ella creía apagadas. En un peligroso juego de secretos, deseo y venganza, Clara tendrá que enfrentar no solo la traición de su hermana, sino también las profundas cicatrices de una noche que cambió para siempre el curso de su vida. El destino sacará a la luz verdades ocultas que podrían destruirlo todo. ¿En quién podrá confiar Clara cuando todos a su alrededor parecen estar jugando un juego peligroso? ¿Qué sucederá cuando el pasado se niegue a permanecer enterrado?
Leer másEn el borde de la ciudad, donde las luces se mezclan con las sombras de la noche, Clara Miller siempre había creído en la perfección de su vida. Con un prometido como Noah, cuya devoción y amor eran inquebrantables, y una carrera floreciente en la firma familiar, parecía que nada podría interrumpir su camino hacia la felicidad.
Pero las noches tienen su propia magia y sus propios demonios. En una de esas noches, lo que comenzó como una celebración se convirtió en un laberinto de pasiones desatadas y errores irrevocables. Bajo el efecto del alcohol, Clara fue víctima de un plan oscuro tramado por su propia sangre, su gemela Cara, cuya envidia era tan profunda como el océano. Heinst Conrab, un hombre marcado por su propia ambición y deseos, se convirtió sin querer en el eje de una tragedia inesperada. Confundido y embriagado, tomó a Clara por Cara, y en esa confusión, los destinos de tres almas quedaron entrelazados en una red de amor, traición y secretos. Clara se encuentra ahora atrapada entre el amor inalcanzable de Noah, quien desconoce la verdad de aquella noche, y la compleja atracción que comienza a sentir por Heinst, un hombre cuya presencia despierta en ella emociones contradictorias. A medida que los eventos se desarrollan, Clara debe enfrentarse no solo a las consecuencias de aquella noche, sino también a la sombra de su propia hermana, cuyas acciones amenazan con destruir todo lo que ella había construido. En este triángulo amoroso, donde cada corazón late con un deseo distinto, Clara lucha por encontrar su propia verdad. ¿Podrá reivindicar su honor y su amor por Noah? ¿O sucumbirá a la inevitable atracción que la une a Heinst? Solo el tiempo revelará si el amor verdadero puede superar las barreras del engaño y la traición. La noche de la traición se convirtió en un punto de inflexión, una herida abierta que Clara no podía cerrar. Cada vez que cerraba los ojos, revivía los momentos oscuros y confusos, sintiendo una mezcla de culpa y repulsión que la desgarraba por dentro. Pero lo peor de todo era la mirada en los ojos de Heinst, un hombre que ahora ocupaba un lugar insospechado en su vida. Heinst Conrab no era solo un extraño. Con el paso del tiempo, su presencia se volvió inevitable, casi omnipresente. Como hijo de un socio clave de la firma, sus caminos se cruzaban constantemente en reuniones y eventos. Su mirada intensa y su actitud posesiva comenzaron a traspasar las fronteras de lo profesional, creando un vínculo inquietante y perturbador. Para Clara, Heinst representaba una mezcla de temor y atracción. Su amor posesivo la confundía, haciéndola cuestionar su propia cordura. Cada vez que él estaba cerca, podía sentir la electricidad en el aire, una conexión que, aunque no deseada, era innegable. Heinst, por su parte, estaba decidido a reclamar lo que creía suyo. La confundía con su gemela aquella noche, pero en el fondo, su obsesión por Clara solo crecía. Noah, ajeno a la tormenta que azotaba el corazón de Clara, continuaba siendo el faro de amor y estabilidad que ella necesitaba. Sin embargo, cada vez se hacía más difícil mantener la fachada. Los secretos pesaban como una losa sobre su pecho, y la culpa la consumía. La doble vida que se veía obligada a llevar la estaba destrozando lentamente. Heinst no se rendía. Sus intentos de acercarse a Clara eran cada vez más evidentes y audaces. A pesar de su resistencia, había momentos en los que ella sentía una atracción abrumadora hacia él, como si un hilo invisible los uniera. Este vínculo, alimentado por la pasión y el peligro, la hacía cuestionar sus propios sentimientos y deseos. En medio de este torbellino, Clara debía tomar decisiones que definirían su futuro. ¿Podría resistir la atracción magnética de Heinst y mantener su lealtad a Noah? ¿O sucumbiría al amor posesivo que la ataba a Heinst, desatando una serie de eventos que cambiarían sus vidas para siempre? El destino de Clara pendía de un hilo, enredado en un triángulo amoroso lleno de drama, deseo y traición. Mientras luchaba por encontrar su verdad, cada paso que daba la acercaba más a una encrucijada donde tendría que enfrentarse a sus peores miedos y elegir entre dos amores tan distintos como devastadores.Un mes había pasado desde aquella noche fatídica en la que Heinst casi perdió a Clara para siempre. Los recuerdos seguían frescos, como una sombra que lo perseguía, y aunque Clara se estaba recuperando, él no podía dejar de pensar en lo cerca que estuvieron de no sobrevivir. Esa experiencia lo había cambiado para siempre, y sabía que no podía seguir esperando para dar el siguiente paso. Cada momento contaba, y no estaba dispuesto a dejar pasar uno más sin luchar por el futuro que quería junto a ella.Una tarde de otoño, mientras el aire fresco llenaba la pequeña casa en la que se habían refugiado, Heinst había tomado una decisión. Había comprado un pequeño regalo para Clara, algo simbólico pero significativo, y lo había envuelto cuidadosamente. Sabía que no sería fácil encontrar el momento perfecto, pero quería hacer algo especial. El sol empezaba a ponerse, pintando el cielo de tonos dorados y naranjas, cuando Heinst decidió que era el momento adecuado.Clara estaba sentada en el por
La pelea era salvaje. Alexander y Heinst rodaban por el suelo, intercambiando golpes como dos bestias salvajes que luchaban por la supervivencia. Las fuerzas de ambos comenzaban a menguar, pero ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder. El odio y la historia que los unía los mantenían atados en ese enfrentamiento sin tregua.Mientras tanto, Clara, aún resguardada tras la columna, observaba la escena con el corazón en un puño. Quería intervenir, pero sabía que en ese momento todo dependía de Heinst. Él era el único que podía detener a Alexander. Las balas seguían volando a su alrededor, pero los agentes de Heinst estaban logrando tomar el control de la situación. Poco a poco, los hombres de Alexander caían, uno tras otro.Finalmente, en un último esfuerzo, Heinst logró tomar la delantera. Con un movimiento rápido, logró inmovilizar a Alexander, sujetándolo contra el suelo, su brazo presionando con fuerza sobre su cuello. Alexander forcejeó, pero estaba exhausto, y poco a poco su resi
Finalmente, abrió los ojos, encontrándose con la mirada implacable de Noah. No había amor en sus ojos, solo una mezcla de dolor, resentimiento y algo más oscuro que no lograba descifrar. Sabía que lo que estaba a punto de suceder los destruiría a ambos, de una manera u otra. Pero ya no había marcha atrás. Lo que fuera que Noah había venido a buscar, no se detendría hasta conseguirlo.Y Clara, por primera vez en mucho tiempo, se sintió completamente indefensa.La tensión en la habitación era palpable, y el aire se sentía cargado de emociones desbordadas y recuerdos dolorosos. Heinst intentó mantenerse calmado a pesar de lo que estaba sucediendo, pero la mirada desquiciada de su primo Noah lo mantenía en alerta. Sabía que la situación era crítica, que cualquier movimiento en falso podría desencadenar una tragedia, y aunque los años habían llenado su relación de rencor, no podía ignorar la responsabilidad que sentía por haber interferido en la vida de Noah y Clara en el pasado.—Noah...
—Muy bien, princesa... hemos llegado. Te sugiero que no hagas nada que ponga tu vida en vilo —dijo Alexander con un tono frío, casi desafiante, mientras el hombre que la había arrastrado al auto abría la puerta para que ella descendiera.Clara salió lentamente del vehículo, sus piernas temblorosas apenas la sostenían. Miró a su alrededor, escudriñando cada rincón, pero todo parecía tranquilo, como si nada fuera diferente a lo que había dejado atrás. Sin embargo, el peligro que presentía en su interior era palpable.Alexander se acercó a lentamente a Clara, y sus manos firmes se posaron sobre los hombros con un control que transmitía una autoridad implacable. Ella sintió el peso de su presencia mientras ambos comenzaban a avanzar hacia el imponente edificio. La puerta crujió cuando se abrió, revelando un largo pasillo mal iluminado que parecía alargarse hacia una oscuridad que se cernía sobre ellos. Sus pasos resonaban en el silencio, cráneo un eco inquietante que solo aumentaba la te
Clara fue arrastrada lejos del auto, su mente se llenaba de pánico. Su única esperanza era que la llamada al 911 no hubiera sido en vano, que alguien hubiera escuchado su ubicación y que la ayuda estuviera en camino.Clara gritaba por ayuda, pero sus gritos se perdían en la vastedad de la noche. Su voz se quebraba por el esfuerzo y el miedo, pero nadie parecía escucharla. El hombre que la había arrastrado fuera de su coche la empujó sin compasión hacia otro vehículo estacionado en el lado opuesto de la carretera. En su desesperación, no se percató de los detalles hasta que fue lanzada al asiento del pasajero de un auto de lujo. Al levantar la vista, lo vio.Alexander.El hombre que estaba sentado junto a ella tenía la mandíbula tensa y una mirada gélida que no recordaba. Pero, en su pánico, Clara no pudo pensar con claridad. El alivio inicial se apoderó de ella al ver a una cara conocida, ignorando las señales de peligro que empezaban a surgir en su mente.—¡Alexander! Gracias a Dios
Clara aclaró su garganta, tratando de recuperar la compostura antes de enfrentarse a los hombres que una vez habían servido a su padre. Todos ellos la miraban con atención, esperando instrucciones de la nueva líder. Sabía que, a pesar del dolor y la confusión que sentía por la revelación de Heinst, debía mostrarse firme.—Señorita Clara… Desde hoy somos sus leales guerreros —dijo un joven que destacaba por su juventud en comparación con los demás. Clara dirigió su mirada hacia él, observando su rostro con detenimiento.—¿Cuántos años tienes? —preguntó, sorprendiendo a todos en la sala con la naturaleza inesperada de su pregunta. El joven, visiblemente asombrado, intercambió miradas con Soria y los otros hombres, sin comprender del todo las intenciones de Clara.—Tengo veintiuno, señorita —respondió con un leve titubeo.—¿No deberías estar en la universidad? —dijo Clara, frunciendo el ceño. Soria no comprendía lo que intentaba hacer, y los otros hombres se mostraban igual de perplejos.
Último capítulo