—Disculpame Carlos, ¿te parece que mañana lo discutamos en el almuerzo? Creo que la ocasión lo amerita. No quiero privarte de disfrutar de esta maravillosa fiesta, aburriéndonos con los negocios. Tu esposa te está esperando —dijo Javier con una amabilidad calculada al inversor— ¿Qué opinas?
El otro hombre, asintió de buena gana.
—Me parece una gran idea, mi amigo —aceptó, sonriéndole amistosamente.
Javier hizo un leve saludo con su cabeza y se alejó apresuradamente. Martín lo siguió con la mirada. Nunca había visto así a Javier. Y mucho menos, por una mujer.
Sam, le hizo un leve gesto a Megan para que la dejara sola. Había llegado el momento de enfrentar a su enemigo y de lleno, sin intermediarios.
—Señor... Álvarez Núñez ¿no? —le dijo, sonriendo de manera seductora
Javier la miró desafiante.
— Ortiz. Álvarez Ortiz. Y ¿usted? ¿Quiere seguir jugando a las adivinanzas o me dirá quién es? ... ¿Cómo debo llamarla?
Ella se acercó lentamente, estaba tan cerca que podían sentir sus pesadas