POV: Danika Klein

El estruendo hizo que todo se congelara.

Helena, al escucharlo, reaccionó con una rapidez que no parecía humana. Fue directo a la camilla donde estaba antes y se dejó caer, fingiendo estar inconsciente. Cerró los ojos, se acomodó como si nada hubiera pasado… como si no hubiera estado a punto de matarme con sus propias manos.

Yo giré la cabeza hacia la puerta, temblando.

Y lo vi.

Lincoln.

Entró en la sala como una tormenta. Sus ojos recorrían todo con furia, con urgencia… conmigo como único objetivo.

Los hombres que me sujetaban intentaron detenerlo, pero fue inútil. Lincoln los derribó uno por uno. No tuvo piedad. Cada golpe era rápido, certero, lleno de rabia. Cayó el primero, luego el segundo… y cuando el último intentó atacarlo por la espalda, lo tumbó de una patada brutal.

Y entonces corrió hacia mí.

—Nika… tranquila, ya estoy aquí. No voy a dejar que te hagan daño —dijo, agitado, mientras sus manos temblaban por la adrenalina.

Yo solo lloraba. No podía ni hablar