POV: Danika Klein
Me quedé helada.
Temblando en el piso, con las rodillas raspadas y el corazón a punto de estallar en mil pedazos. Pero aun así… no dejé de insistir.
—Por favor, Credence… no puedo hacerlo.
Además, dudo mucho que sea compatible con la señorita Helena. Eso es… imposible.
—Yo no soy apta para ser la donante —murmuré, temblorosa, queriendo gritarle allí mismo la verdad.
Decirle que estaba enferma. Que solo me quedaban unos cuantos meses de vida. Que si me obligaban a hacer esa cirugía, no saldría viva.
—¿Y por qué no puedes hacerlo, Danika? —me cuestionó él, con los ojos clavados en los míos.
—Yo… yo… Credence, yo…
Estaba a punto de decirle la verdad, de contarle todo, cuando la voz envenenada de Helena me interrumpió sin piedad.
—Usted nada, señorita —dijo con esa falsa dulzura que me revolvía el estómago—. Solo será un poco de médula y sangre. Le aseguro que le pagaremos bien, Por favor…
Quise gritarle que se callara. Que no sabía lo que decía. Que eso podía matarme