POV: Danika Klein
Al salir de aquella clínica, Lincoln no perdió tiempo.
Me llevó directo al hospital, y durante todo el trayecto sentía cómo su brazo me sujetaba con fuerza, como si temiera que me desvaneciera en cualquier momento. El dolor en la cintura era insoportable. Cada bache del camino me arrancaba un quejido, y aunque él conducía con cuidado, no había forma de evitarlo.
Apenas llegamos, los médicos me atendieron de inmediato. Me vendaron la cintura con cuidado, y me aplicaron medicamentos para calmar el dolor. Tenía fuertes moretones, manchas moradas que cubrían mi piel como si fueran marcas de guerra. Una guerra que no había elegido pelear.
Gracias a Dios no tenía costillas rotas… aunque por dentro, me sentía igual de partida.
A Lincoln lo llevaron a otra sala para curar sus heridas. Yo me quedé sola, acostada en aquella camilla blanca, mirando el techo como si pudiera encontrar respuestas ahí. Cerré los ojos un momento, y lo único que pude pensar fue en una cosa:
Si Lincol