Amelie:
Estire un poco mi cuerpo cuando desperté. Mi reloj marcaba las once de la mañana.
¿En serio dormí tanto?
Al parecer si.
Anoche me costó demasiado retomar mi sueño, ya que no dejaba de pensar en la propuesta del señor DeLacroix, hacer ese cuadro.
Tuve una pequeña crisis existencial que me llevó a fumarme casi media cajeta de cigarrillos, lo que para mí fue demasiado.
Pensaba en mi, en mis capacidades.
¿Podré hacerlo?
¿Tengo el suficiente talento para lograrlo?
No lo sé, no tengo la más mínima idea de cómo hacer un cuadro. Mejor dicho, ese cuadro.
El señor DeLacroix cree en mi talento, por algo compró mi cuadro a un precio elevado, cosa que para mí fue estupenda por qué cree que tengo talento para ello.
Pasé parte de mi tiempo pensando en el, pensando en ¿Que es lo que ve en mi? Supongo que después de todo, si tengo algo de talento. No es que no crea en mi, es que mi situación mental a veces me impide pensar adecuadamente, también me frena a hacer lo que me gusta.
A diario me replanteo en si ir o no a terapia, en buscar algo de ayuda pero mi mente me juega una muy mala pasada y me dice que eso no es necesario, que buscar ayuda es para las personas débiles y que yo, soy una persona fuerte que no necesita de los demás.
Por años me replanteé eso. Mis padres me decían que estaban decepcionados de mi, incluso yo misma lo estoy, he caído demasiado bajo ahora con mi comportamiento.
Me senté en la cama y tome mi teléfono ya que este sonaba.
—¿Diga?
—Amelie, habla Dominic..
—Hola.
—Lo siento por la hora ¿te desperté? —se escuchó un poco apenado.
—Para nada, ya tenia rato despierta.. ¿En que puedo ayudarlo?
—Hable con mi amigo, el que desea la pintura y desea reunirse contigo en dos horas ¿estás disponible?
—Claro, no tengo nada que hacer —reí— ¿En donde puedo reunirme con ustedes?
—En mi bufete si gustas.
—Claro, ahí estaré.. —colgué la llamada.
Me pare de la cama para ir hacia la sala a buscar mi block de dibujo, en el habían muchos dibujos de retratos, algunos en color y otros en blanco y negro, no se como me vaya a ir pero espero que a su amigo le guste lo que hago.
Necesito distraerme con algo por algunos días. No me agrada la idea de pintar ya que a veces mi mente no conecta con lo que realmente quiero hacer, así que debo mantenerme serena.
Yo puedo.
Claro que si.
(...)
Estaba entrando al bufete del señor DeLacroix, cuando llegue a su oficina su secretaria me miró con un poco de recelo, como cuando vine a dejarle los pastelillos. Ella me miraba como si yo fuese un bicho extraño, la verdad no me molesta pero si es un poco incomodo que me mire de ese modo.
Ella me dio el pase, supongo que el señor DeLacroix ya me estaba esperando.
Al entrar a la oficina, el estaba sentado en su escritorio hablando con otro hombre, uno rubio.
—Amelie —se puso de pie y vino hacia mi—, que bueno que llegas —me sonrió.
—Si, aquí estoy.
—El es mi amigo Pierce Dalton —señaló al mencionado, yo estreche la mano del sujeto—, es quien solicita el cuadro.
—Un gusto señorita.
—Igualmente.
—Dominic me dijo que eres muy talentosa, la verdad es que yo no tengo la más mínima idea de lo que es el arte y esas cosas —rió—, pero el si así que confío en el.
—Lo aprecio —respondí—, este es mi trabajo con respecto a los retratos, puede verlos si gusta.
Le entregué mi block, el comenzó a ojearlo y al juzgar por su mirada pude ver que estaba un poco impresionado.
Impresionada estaba yo, al ver a un hombre de esa edad tan atractivo y bien cuidado, el debe ser al menos unos años mayor que el señor DeLacroix ya que es rubio pero se le notan más las canas y las arrugas en sus ojos.
Aunque el aura del señor DeLacroix, es más fuerte ya que se hace notar demasiado en la oficina, el perfume que usa huele delicioso.
—Vaya, tu arte es muy bueno.
—Te lo dije.
—Entonces si quiero que pintes a mi esposa —se buscó en el saco algo, me entregó una foto—, ella es mi esposa, esa foto se la tomaron cuando ella esperaba a nuestro hijo, ya el tiene veintiséis, esa es su foto favorita y la mía también.
La foto se veía un poco vieja, la mujer es pelirroja y usaba un precioso vestido blanco y posaba en un jardín mostrando su abultado vientre.
Es hermosa.
—Puedo pintarla, pero eso va a depender del tamaño.
—Quiero que sea un cuadro grande, es para su cumpleaños.
—Claro, el señor DeLacroix me dijo que es en dos meses el cumpleaños de su esposa —el asintió—, creo que si podre tenerlo listo para esa fecha.
—Que alivio.
—¿Quiere que modifique algo?
—Si, de hecho a mi esposa le encanta llevar el cabello suelto y en la foto lo tenía recogido, es lo único que deseo que modifiques.
—Perfecto, comenzaré cuanto antes el cuadro señor Dalton.
—Ahora, necesito saber el precio..
Me paralicé ante ello, por que yo no manejo esas cosas por que no se como hacerlo, el que sabe es Damon y no puedo llamarlo ahora.
—Bueno, ya que es grande..
—Tu ponle el precio, lo que sea por mi esposa.
—Le parece ¿tres mil?
—¿Tres mil? Bueno, no se de arte pero... Lo que haces, vale mucho más que eso, pero si te sientes cómoda con el precio esta bien, te pagaré por adelantado.
—¿Podría hacerlo cuando tenga la pintura a la mitad? Si no le molesta. Me gusta que la persona vea el proceso y si quiere cambiar algo.
—Claro que si, Dominic tiene mi contacto, puedes hablar con el para que el hable conmigo ¿Me explico? —le asentí—, perfecto, un placer conocerte Amelie.
—El gusto fue mío señor Dalton —estreche de nuevo su mano.
El se despidió del señor DeLacroix, luego terminó yéndose. Hacer este trabajo me emociona demasiado ya que tendré mucho tiempo ocupada.
—¿Emocionada?
—¿Se me nota demasiado? —lo mire.
—Un poco —sonrió—, por cierto, si necesitas algo de ayuda puedes avisarme, el número al que te llamé, es mío.
—Claro, gracias por avisarme y tomarme en cuenta para el trabajo.
—No me lo agradezcas —me volvió a sonreír—. Reconozco cuando alguien tiene talento y tu lo tienes.
Aquello me hizo sonreír, hace mucho que alguien no me decia algo asi, que llegase a calentar mi corazón de una manera muy bonita.
(...)
Más tarde.
Esperaba el lienzo en blanco que me llegaría en un par de minutos, luego de salir de la oficina del señor DeLacroix, vine directamente hacia acá y ordene el lienzo que es de al menos un metro cincuenta, que es lo suficientemente grande para hacer una linda pintura de ese tamaño.
Tenía los pinceles y las pinturas, solo me quedaba el lienzo.
Pero dudo mucho que dicho lienzo quepa en mi departamento, ya que este es diminuto. Mi sala es pequeña y está junto a la cocina. Dudo mucho que entre esa cosa ahí.
Abrí la puerta cuando escuche que la tocaron.
—Hola hola linda..
—Melanie, no te esperaba —me hice a un lado para que pasara.
—Demonios Amelie, este lugar es un desastre..
—No toques nada —ella alzó ambas manos—, me gusta mi desastre.
—Como sea, vine por que tengo que hacerte una invitación.
—No entiendo.
—Conozco un amigo, que tiene unos amigos y van a tocar en un bar en un par de días —me sonrió—, tu amas la música ruidosa y hace mucho que no tenemos una salida de amigas así que quiero que vayas conmigo.
—Ah, lo siento Mel, pero tengo trabajo.
—¿Eh? ¿Trabajo?
—Si, es que me contrataron para pintar un cuadro y no tendré tiempo libre durante mucho tiempo, lo siento.
—Oye no me digas que lo sientes —vino hacia mi para abrazarme—, sabes que amo que trabajes, así que esta bien pero, mi oferta de ir, sigue estando en pie, puedes invitar a un chico guapo.
—¿Chico guapo? —me reí— Sabes que no tengo interés en eso ahora, lo mío es pintar y solo pintar.
—Amelie ¿de verdad no tienes novio? O sea ¿Algun chico que te guste?
—No —negué—, no me interesan esas cosas ahora.
—A veces me haces pensar que eres lesbiana.
—Tampoco —ambas reímos—, soy hetero, cien por ciento. Solo que no me interesa estar con alguien ahora, no lo necesito..
No, eso no me hace falta.
Además de que desde hace cinco años he estado huyendo de los hombres, a todo tipo de hombres. Por que a mi me dieron demasiados problemas cuando estaba en la universidad, algunos de ellos me lastimaron.
Por eso me quedare sola, me gusta estar asi, en mi soledad.
—Había olvidado decirte —se fue a sentar en el sofa—. Damon se peleó con algunos sujetos.
—¿Y eso? ¿Por que? —me senté a su lado.
—No lo se, pero lo golpearon.. Damon está metido en cosas un poco turbias, no quiero ni pensar en que está metido.
Yo si lo se, pero no quiero decirle nada a Melanie, ella le tiene mucho aprecio a Damon y no quiero que se meta en sus asuntos, yo tampoco lo hago, pero el no quiere dejar lo que hace.
—Es adulto, el sabe lo que hace.. —le di con el codo— mejor dime ¿como te ha ido?
Ella y yo comenzamos a hablar, decidí cambiar de tema, ya que no quiero pensar en Damon ahora, no quiero preocuparme de mas y despues deba irme a verlo, por que se como terminare si voy a hablar con el.
(...)
Coloque el lienzo en blanco en medio de mi sala, tuve que mover algunas cosas para que pudiera quedar bien en la sala. Ya estaba lista para comenzar a pintar.
Estuve hablando con Melanie un buen rato y luego se fue. Me daba mucha pena con ella no poder decirle lo que me sucede y lo que sucede con Damon, ella es una chica muy dulce y buena, más bien ella no debería ser mi amiga, ella es de padres con dinero y buenas personas, no quiero que nadie le diga que soy una mala influencia para ella.
Por que realmente lo soy.
Ella merece estar rodeada de personas buenas y yo, quisiera ser una de ellas, pero no soy buena, no soy buena para ella.
Ni para nadie.
Abrí la caja de cigarrillos y me senté en el sofá mientras miraba el enorme lienzo en blanco, estaba pensando por dónde comenzar a pintar, la verdad es que quiero comenzar a hacerlo, pero necesito inspiración, solo un poco.
Tomé mi teléfono y busque el número de Melanie, pero al ver la hora supe que ella estaba dormida, siempre se duerme temprano.
Tenía el número del señor DeLacroix en mi teléfono, fruncí un poco el ceño al ver que estaba en linea.
¿Sera?
Me arriesgue a enviarle un mensaje:
Buenas noches señor DeLacroix.
Amelie ¿todo está bien?
Si, lo estoy... Estaba pensando un poco, ya sabe, por dónde pintar.
¿Problemas con la inspiración?
Un poco, solo quería hablar con alguien, lamento si lo molesto.
No, no me molesta, asi que esta bien.
No sabia que mas decirle, puesto que no lo conozco lo suficiente para preguntarle cualquier cosa. Mi teléfono casi cae de mis manos al ver que el estaba llamándome, simplemente le conteste y respire hondo.
—Lo siento si te llamé, pero no soy de enviar mensajes.
—No se preocupe —respondí.
—Entonces, ¿cómo vas con la pintura?
—Aún no he comenzado a pintar nada, casi siempre me sucede —suspire—, siempre debo hablar con alguien antes de pintar, me ayuda mucho a saber dónde comenzar.
—Oh, vaya manera de hacer las cosas —el soltó una risa—, pero me siento halagado de que me hayas tomado en cuenta.
—Bueno es que, mi amiga esta dormida —suspiré—, ella es la que me ayuda a pintar.
Y aqui, comenzo nuestra conversación. La verdad es que el tiene muchos temas de que hablar ya que el es conocedor del arte.