Dominic:
Estuve hablando con Amelie durante toda la noche, hace demasiado tiempo que no me desvelaba así, de hecho ni siquiera recuerdo cuándo fue la última vez que me sentí así, con tanta energía.
Amelie es buena conversando, hablamos de arte, cosa que fue como anillo al dedo, ya que ella es bastante conocedora sobre el tema, cosa que a mi me fascina.
Hablamos sobre arte, de música clásica y sobre antigüedades. Me sorprende mucho lo conocedora que es sobre el tema, es poco común que una chica de su edad sea conocedora de todo ese tipo de temas. Ella no luce como una persona común, no es que sea malo, pero es que, es totalmente diferente a mi y a otras personas que he conocido, eso me agrada.
Una parte de mi vida estuve rodeado de personas iguales a mi, jamás hubo algo diferente a mi alrededor. Mi padre me enseñó todo sobre el arte y todo lo que conlleva aquello, desde siempre he tenido una fascinación por el arte, por coleccionar antigüedades entre otras cosas, quizá por eso la mayoría de las personas me llamaban aburrido.
Pero anoche, cuando hable con Amelie, por primera vez en mucho tiempo, me sentí vivo y lleno de energía.
Me sentí entendido, comprendido. Sobre todo, escuchado.
Me sentí como un adolescente.
Camine hacia mi oficina, estaba de muy buen humor. Hoy tenía algunas reuniones que hacer y unos clientes que ver. Al entrar a mi oficina, recibí un mensaje de Amelie:
Ten un lindo dia Dominic.
Ya comenzó a tutearme, anoche se lo pedí muchas veces hasta que comenzó a llamarme por mi nombre, lo cual me hizo sentir menos viejo.
—Dominic.
Alce la vista, dentro de mi oficina estaba Malena parada.
—Malena —susurré.
—Te ves de buen humor —sonrió— ¿A que se debe?
—A nada, ¿Que haces aqui? Hace mucho que no nos vemos.
—Lo se pero ¿no vas a saludarme?
—Claro —me acerqué a ella y le di un abrazo.
—Dios, estas muy cambiado —rió y se separó de mi—, veo que al bufete le ha ido bastante bien.
—Si, por favor siéntate.
Ella se sento en el sofá, yo me senté frente a ella. Hace demasiado tiempo que no la veía. Me siento extraño teniéndola frente a mi.
—¿Como te ha ido? —le pregunté.
—Bastante bien, viajé por algunos países, me reuní conmigo misma y ahora soy una mujer distinta, mírame, me corte el cabello y lo pinte.
—Si, ya me di cuenta. Luces muy bien.
—Gracias —miro sus manos—, quería verte —me miro—, hablarte y.. No se, hablar o salir como en los viejos tiempos ¿que dices?
—Vaya, no esperaba que me dijeras eso. No lo se Malena, creí que lo de nosotros ya no tenía arreglo.
—Lo sé, sé lo que dije —se puso de pie y se sentó a mi lado para tomar mi mano—, pero aún sigo amandote Dominic —suspiro—, podemos intentarlo.
Intentarlo.
No se si deba hacerlo, lo nuestro termino hace demasiado tiempo, no nos llevamos bien, lo nuestro se volvió rutinario y repetitivo. Tanto que nuestro matrimonio terminó quebrándose en miles de pedazos.
Aún tengo clavadas sus palabras cuando estábamos juntos.
—Se que cometimos errores —susurró—. Pero hemos cambiado y yo, sigo queriéndote.
Ella me dio un beso que me tomó de sorpresa. No supe si corresponderle o no. Me sentí extraño cuando ella me beso, no se siente igual desde hace años.
Con cuidado la aparte de mi.
—No Malena —dije—, lo siento.
—¿Que pasa? ¿De verdad ya no sientes nada por mi?
—Ya no —suspire—, ha pasado demasiado tiempo Malena, y si, hemos cambiado, ahora somos personas distintas, que piensan de manera distinta, y yo ya dejé de amarte desde hace demasiado tiempo. Lo siento.
Era mejor dejar las cosas en claro justo ahora, no quiero regresar y hacerme daño. He estado tranquilo y en paz desde hace muchos años. Lo mejor que puedo hacer ahora es decirle que no, la sigo queriendo, pero no como ella cree o piensa.
Ella misma mató todo el amor que sentía, ella misma me hizo sentir como un hombre que no la merecía, no la odio por ello, por que mi amor era más grande que eso, pero no puedo caer en lo mismo, no puedo hacer esto y olvidarme de lo que pasó hace años.
Ella merece a alguien bueno y lleno de vida, así como ella me lo decía, no a un aburrido hombre que lo que hacía era trabajar y adorarla.
No soy lo que ella quiere. Jamás fuí lo que ella quería.
No soy lo que ninguna mujer quiere y ella me lo dejó en claro cuando nos separamos.
—Dominic..
—Lo lamento Malena —acaricie sus manos—. Pero es lo mejor que podemos hacer, seguir separados.
—No me pidas eso —me tomo de las mejillas—, nos habíamos jurado amor para siempre ¿lo recuerdas?
—Claro que si, pero también recuerdo tus palabras —la aparte de mi—, tu querías algo que no podía darte, te di opciones y no lo quisiste. Me heriste y yo, te adoraba... Es mejor que sigamos asi, separados.
Ella debe entenderlo, debo dejarle las cosas en claro antes de que se haga una idea errónea sobre esto.
Tenemos que seguir separados, así tal cual lo estamos.
—Dominic, yo lo siento..
—Está bien, creeme que no te odio Malena, no lo hago y jamás lo hice, simplemente no soy el hombre que querías ni esperabas, lo mejor que podemos hacer es seguir así como estamos, separados. De nuevo lamento no darte lo que esperas.
—Yo se que me sigues queriendo —me volvió a tomar las mejillas—, se que hay algo de amor en tu corazón, te conozco Dominic, nosotros estuvimos juntos por muchos años, te conozco más que a nadie y se que podemos regresar.. Intentemoslo cariño.
—Malena, ya basta —me puse de pie—. No lo hagas por favor, no hagas esto.
—Entiende cuanto te amo y te extraño Dominic, por favor, volvamos a ser una familia.
—Ya te lo dije, no quiero volver contigo, no deseo hacerlo Malena, lo siento.
(...)
Más tarde:
Malena terminó yéndose de mi oficina, me sentí un poco mal por ella por que estaba decidida a querer volver conmigo cuando de verdad yo no deseo hacerlo, ya la etapa de duelo la pase hace tiempo. Quizá si ella me hubiese buscado un mes o un año después del divorcio, hubiese vuelto con ella sin pensarlo.
Aun la amaba para ese entonces.
Pero el tiempo pasó y ella se fue por completo de mi vida, yo me enfoque en mi y solo en mi.
Ya despues dejo de importarme, jamás la odié, simplemente aprendí a dejarla ir hasta que al fin dejó de doler.
Ya no estoy para esas cosas, me estoy poniendo viejo y ya no estoy para estar lidiando con tantas cosas.
Trate de trabajar lo mas que pude, al final termine aplazando algunas cosas por que no logré concentrarme del todo en el trabajo. Mi ánimo estaba descontrolado justo ahora.
Tome mi saco para salir de la oficina, ya era un poco tarde y todos se habían ido. Usualmente yo soy de los últimos en irme ya que me gusta que el trabajo quede tal y como quiero. Soy alguien que es demasiado perfeccionista, además de controlador, eso es algo que siempre ha estado en mi y es difícil de controlar.
Me gusta tener todo en orden y perfecto.
Me despedí del vigilante, camine hacia el estacionamiento y antes de llegar al auto, me detuve al sentir mi teléfono, era una llamada y sonreí un poco al ver que era Amelie.
—Amelie.
—Hola Dominic ¿qué tal tu dia?
—Bastante bien, aunque pase un rato un poco incómodo, pero del resto bien ¿que tal tu? ¿Como va la pintura?
—Muy bien, he avanzado bastante.. Justo ahora me apetece ir por unas hamburguesas, mi amiga esta con su novio y no quise ser mal tercio.
—Que mal oír eso.
—Por eso te llamo, para invitarte a comer una hamburguesa, claro, si quieres.
Eso si que no me lo espere, pero no puedo negarme, la verdad quería hablar con ella.
—Claro que si, con mucho gusto.
—Perfecto, voltea.
Fruncí el ceño, voltee y ella estaba parada en medio del estacionamiento. Colgó la llamada y alzó el brazo para comenzar a saludarme, luego corrió un poco hacia mi.
—Menos mal que te llame —suspiro.
—¿Que haces aqui?
—Bueno, estaba cerca y me arriesgue, suelo arriesgarme demasiado la verdad, pero no sabía si llamar o no, asi que lo hice y..
Ella comenzó a hablar rápidamente, yo solo me reí al escucharla, se escuchaba graciosa.
—Ok entiendo.
—Traje las hamburguesas —alzó la bolsa—, podemos comer aquí o donde quieras. Tenía que hacerlo ¿sabes? —miro hacia otro lado— Estoy agradecida contigo por haberme salvado y darme el trabajo del cuadro, siento que te debo mucho.
—No digas eso, el trabajo del cuadro es por tu talento —me acerque a ella—, no tienes que sentirte en deuda conmigo.
—Lo se pero, siento que debo hacerlo, permíteme hacer esto ¿si? Soy un poco terca.
—Esta bien Amelie, no voy a molestarme por ello.
Ella sonrio, parecía satisfecha con mi respuesta, ella luce muy dulce así. Hasta ahora me doy cuenta de que viste un poco distinta a como la he visto.
—Como estuvimos hablando por teléfono, ya se que comes asi que pedi una hamburguesa con queso doble y la carne a medio coser —me miro—, tambien una soda sin azúcar, aunque no entiendo por que, esa soda sabe horrible.
—No suelo consumir demasiada azúcar, por eso.
—Entiendo.
—Bueno, mejor sube al auto, asi buscamos en donde comer, no creo que un estacionamiento no es el mejor lugar para hacerlo.
Ambos caminamos hacia mi auto, le abrí la puerta y ella se subió, luego lo hice yo, ella me dijo a donde podriamos ir, así que conduje hacia donde ella me indico.
(...)
La verdad no pensé que de este lado de la ciudad había un enorme mirador. Desde aquí se podia ver la ciudad iluminada. Ambos estábamos sentados en el capo de mi auto, mientras comíamos.
—No puedo creer que colecciones tantas antigüedades —ella rió—, pero me encanta, si pudiera también lo haría.
—Eso es por mi padre, me encantaba cuando traía algún que otro reloj viejo y lo ayudaba a colocarlo en vitrinas, me parecían las cosas más fascinantes del mundo..
—Eso es increíble.
—Hablame de ti Amelie.
—¿De mi? ¿Por qué?
—Hemos hablado sobre arte, antigüedades y infinidades de cosas, pero tengo curiosidad por saber de ti, Amelie, la persona.
—Oh eso.. Bueno —suspiró—, vengo de muy lejos, vine a Washington a estudiar artes, pero al final lo dejé, no era tan buena como lo esperaba —sonrió—. Luego trabajé dando clases a niños para poder sobrevivir aquí.
Lo decía con tanta nostalgia, se podía escuchar eso en su voz.
—¿No eras tan buena? Pero si eres fenomenal, tienes manos espléndidas.
—Si pero no todos pensaban lo mismo.
—Bueno, no se si sirva de mucho pero... Yo si creo que eres buena en el arte. A mi me gustaron mucho todas tus pinturas.
—Gracias Dominic —sonrió de nuevo—, no sabes lo bien que se sienten esas palabras.
—No hay de que —ella se acercó más a mi, ambos quedamos muy cerca.
—Sabes, no pensé que tendríamos tanto en común —nos miramos—. me agradas Dominic, eres como un enorme oso protector, así me siento contigo a pesar de que nos hemos visto pocas veces.
No entiendo por que, pero mi corazón comenzó a latir con mucha rapidez al mirarla a los ojos, hasta ahora es que puedo notar que ella los tiene azules, muy azules.
Deje de mirar sus ojos para ver su nariz, en donde tenía aquel piercing, luego mire sus labios. No se que me estaba sucediendo, pero me entro el enorme impulso de besarla, se que no debo hacerlo, es que no, no debo hacerlo. Recién la conozco pero, lo poco que la he visto y hablado con ella, me parece una chica divertida, soñadora y dulce.
Demasiado dulce para mi.