Sabía que podría estar con él siempre que lo quisiese y estaba feliz con eso, incluso podría vivir así; más no deseaba hacerlo, los quería a ambos a su lado. Se daba cuenta de que su felicidad jamás estaría completa sin Emma. Ella era la mujer de su vida y no podía con la sola posibilidad de que estuviese con alguien más, así que lucharía por ella.

—No entiendo porque has tomado una decisión como esta, que te ha llevado a decidir qué esto es lo que en verdad quieres —le dijo en verdad confusa por lo que estaba pasando.

—¿En verdad no lo entiendes? —le preguntó este, dudoso de que en serio fuese tan ciega ante lo que era obvio.

—No, no lo hago —reconoció, convencida de que era así.

—Hago todo esto porque te quiero —le confeso al fin.

—Y yo a ti. Te aprecio mucho, después de todo eres el padre de mi hijo; pero ese no es motivo suficiente para unir nuestras vidas y es que eso será un terrible error —le respondió segura de que era de ese modo.

—¿Porque un error? —deseo entender aún de ro