A decir verdad, Oliver no deseaba escuchar nada de aquello, pero lo necesitaba para saber a lo que atenerse.
Entonces de pronto su teléfono comenzó a sonar y lo tomo enseguida, pues creyó que se trataba de noticias de la salud de Emma o quizás sobre la búsqueda que aún estaban haciendo los voluntarios. No obstante, más al contestar se quedó de piedra al escuchar la voz de Barbara al otro lado de la línea.
En un inicio eso le tomo tan por sorpresa que se quedó estático, pero apenas la impresión inicial paso volteo a ver al detective.
—Es Barbara —les enteró, cubriendo la bocina para que ella no le escuchará.
En cuanto el detective oyó, mando a callar a todos a su alrededor.
—¿Qué hago? —le preguntó, asustado por cometer algún error.
Nunca había sido alguien inseguro, pero cuándo se trataba de la vida de su hijo toda precaución era poca.
—Trate de hacer que hable, que le diga dónde está. Si entiendo bien ustedes eran pareja y tal vez pueda hacer que se lo diga; hágalo por cualquier medi