El zumbido de los drones sobrevolando el cielo del evento benéfico no logró opacar el murmullo que crecía como un enjambre. Flashes, voces aceleradas, miradas que se giraban. Los medios ya estaban al tanto de algo, pero aún no sabían exactamente de qué. Lo presentían.
Alejandro, con el traje perfectamente ajustado y los hombros tensos, sentía cómo el aire parecía más denso cada minuto. A su lado, Elena estaba impecable con un vestido azul medianoche, tan serena por fuera como tormentosa por dentro.-¿Estás lista? -preguntó él, su voz baja, íntima, justo antes de subir al escenario.Ella lo miró sin dudar, con esa firmeza que solo se encuentra cuando uno ha perdido casi todo y aun así decide luchar.-Nunca lo estuve, Alejandro. Pero ahora... ya no quiero vivir con miedo. Ni esconderme.Él asintió. No necesitaban má