PRIMER FRAGMENTO: CLAIRE«...Maybe it' a mistake, but 'm going move onI've loved you all alongYou make me better than I was beforeYou are not an easy missionI'm losing my mindI'm caught up in you, oh, ohI don' want to escape the prisonYou are perfect chaosAnd maybe 's mistake to stick with thisBut, damn, I love the way you destroy me...»Perfect chaos - A.R.C.H.E.R(canción de su tercer álbum titulado 'This is it')___________TRADUCCIÓN«...Tal vez sea un error, pero voy a seguir adelanteTe he amado todo este tiempoMe haces mejor de lo que era antesNo eres una misión fácilEstoy perdiendo la cabezaEstoy atrapado en tiNo quiero escapar de prisiónEres el caos perfectoY tal vez sea un error seguir con esto,Pero, maldita sea, amo la forma en la que me destruyes...»
Me siento en el sofá a observar cómo toca el piano en el salón de la casa de Natalia.¿Hay algo más espectacular que mirarlo desbordar su pasión en la música? No creo que exista algo mejor que ver este espectáculo en primera fila. Sobre todo, si hace desbordar emociones. Porque, sí; estoy enamorada de él.Del hombre de cabellera negra estilo mohicano, piel ligeramente bronceada con tatuajes y aspecto peligroso que se encuentra sentado frente al piano. No puedo determinar en qué momento ocurrió, pero lo hizo. Hemos sido amigos por muchos años y no era completamente indiferente a lo que él me hacía sentir cuando estaba cerca, pero lo oculté y lo desterré de mi corazón por la maravillosa sensación de lo que significaba tenerlo a mi lado. Creo que no estaba lista para acabar con eso tan rápido y decidí solo quedarme junto a él como su amiga. Lamentablemente, al parecer hay una fecha límite para intentar negar lo innegable y creo que la mía está pisándome los talones con fiereza; todo e
Debo dejar de pensar y actuar de una vez.Dejo el botellín de cerveza sobre la mesita a mi lado e intento levantarme, pero me detengo de sopetón al ver el atractivo gesto de su robusto y fuerte brazo, alzarse para peinar su cabello con los dedos, desordenándolo un poco. Parece un poco frustrado mientras escribe algo con rapidez, se está mordisqueando la esquina del labio mientras lo hace y el metal en la comisura de su boca brilla bajo la cálida luz artificial del salón atrayendo mi atención un instante.Su cuello grueso flexionándose mientras ladea la cabeza, hundido totalmente en sus reflexiones, mientras sus ojos estudian el garabateo de su trabajo y sus manos fuertes trabajan con rapidez antes de abandonar el lápiz y volver a tocar.Tan ensimismado, tan entregado a la música, tan concentrado en su propio mundo mientras entreabre esos labios y comenzar a moverlos tan imperceptiblemente que casi no se nota. Está cantando…, él está concentrando en su propio mundo de papel y melodías,
Me reúno con el personal en la sala de empleados para un merecido descanso. Mi apetito anda perdido por algún lugar de la galaxia y, en cambio, solo me queda ansiedad para reemplazar el hambre. Aun así, me obligo a comer un par de galletas de avena y chocolate del tarro comunitario, mientras acompaño a las demás con un café.El trabajo me ha ayudado a sobrellevar los días desde el domingo. Trabajar duro es lo que mejor se me da; me distrae, me cansa y evita que piense en cosas que no debo. Sin embargo, estaría mintiéndome si dijera que mi mente no divaga de vez en cuando.En los tres días en los que he eludido a Luc, de todas las maneras posibles, me he convertido en un avestruz. Un cobarde avestruz que esconde la cabeza para no pensar en él. Y el hecho de que casi nos besáramos agrava aún más la situación de engañar a mi cabeza, y corazón, de no querer verlo. Pero, ¡Por un demonio!, quiero saber de él con tanta desesperación que siento que me falta el aliento.No me importa si solo
Una voz masculina que conozco más que cualquiera, hace que alce el rostro de la sorpresa. —¿Qué haces aquí? — pregunto levantándome de golpe, la silla chirria contra el suelo y tengo que sujetar el respaldo para no dejarla caer. —Dije que vendría — declara, sonriéndole a mis chicas. Frunzo el ceño y doy un vistazo a mi reloj de pulsera: no han pasado ni veinte minutos desde que me ha escrito y ni siquiera aún dan las seis.Lisa y Tita se levantan y casi hacen reverencia al verlo. Ambas están juntas y sonríen tímidamente a la sonrisa encantadora que él les dedica. Sí, es el maldito Luc Cox. ¿Es qué acaso es la primera vez que lo ven?Las observo a ambas y ellas, captando el claro mensaje de advertencia silencioso, se disculpan y salen de la habitación con torpeza, no sin antes dedicarle caídas suaves y nerviosas de pestañas al rockero guapo, sexy y encantador que tengo delante. Sí, es Luc Cox. Sí, su mald¡ta banda está dominando el mundo entero.Sí… ¡Mald¡ta sea, sí! Estoy deslumb
Luc acorta la distancia conmigo y me arrebata el teléfono de las manos, acabando la llamada con violencia. —¿Qué demonios te pasa? — alego e intento quitárselo, pero es inútil porque aleja el aparato con rapidez.—No, Claire ¿qué diablos pasa contigo? — me increpa de mal humor, señalándome de forma acusadora. Su voz dura y fuerte me hace dar medio paso atrás con sorpresa. Pero su ceño fruncido podría ser fácilmente el reflejo del mío.—Es mi teléfono y, si no te diste cuenta, estaba hablando con alguien — tiendo la mano para que me lo devuelva, pero no hace caso. —Escuché su nombre, Claire — gruñe.—¿Y eso qué? —¿En serio quieres que esté tranquilo mientras hablas con ese gilip0llas? — masculla.Lo miro desconcertada por su áspera actitud. Pero, ¿qué demonios le pasa? ¿Por qué se comporta como un imbécil?—¿Qué tiene que ver eso ahora? — cuestiono, con las manos en la cintura —. Me estaba llamando a mí, no tiene que ver contigo. Me observa de arriba a abajo con frustración y clar
—Entonces… — susurra pensativa, mientras lleno mi copa de vino pasando de su mirada preocupada —. ¿Vas a quedarte toda la noche bebiendo como una tonta?—No, solo hasta que él — señalo mi pecho en dirección a mi corazón —, esté lo suficientemente adormecido como para no sentir nada y poder irme a casa. —En ese caso, te saldrán raíces sentada a la espera de que eso pase— suspira y alza su copa para beber un trago. De fondo suena un replay de jazz instrumental y el bar al que he venido por años, se mantiene tranquilo y sereno. Todo aquí es de estilo industrial, algo rústico, privado y ubicado en un sótano. Me gusta.La barra de madera oscura donde estoy sentada con Natalia casi está desierta y en los reservados y mesas, apenas hay unas cuantas personas salpicadas aquí y allá. No hay ruidos energéticos ni conversaciones a alto volumen. Aunque, con una botella de vino completa en el cuerpo, y media más que me estoy embutiendo, no sabría decir si estoy acertada o no. Sin embargo, no creo
Sabrina me mira sentada desde el borde de su cama.Su reflejo claro y pensativo, mientras me observa con los brazos cruzados y su rostro ligeramente ladeado, me está poniendo de los nervios. Dejó la barra del labial sobre el buró, atuso mi cabello corto, que está justo a pocos centímetros de mis hombros, y me paso la mano por la tela del vestido azul marino ajustado con escote asimétrico. —¿Qué tal? — pregunto, volviéndome sobre mis tacones de infarto. —¿Te digo la verdad o miento? Blanqueo la mirada y me dirijo al tocador para empacar lo necesario en mi diminuto bolso de mano. —La verdad. Siempre la verdad — respondo, dándome un repaso de nuevo en el espejo y acomodando la corta y delgada gargantilla de oro blanco, con el colgante de una solitaria y pequeña estrella.Me gusta mirarla. Mucho más porque él me la ha regalado. Es un toque especial que pienso llevar a la fiesta de hoy con orgullo. Es la respuesta a mi propio pequeño secreto. Una señal que llegó hace algunas noches en