Matteo
No sé porque la llame corderito, pero al verla de rodillas en medio de una iglesia, me recordó a una pintura que observe hace mucho tiempo con mi madre, la mujer era el corderito que iban a sacrificar para los dioses, pero esta vez, ella iba a hacer sacrificada para un demonio.
-¿Qué hace usted aquí? – pregunta aun de rodillas, no se ha molestado en ponerse de pie, mientras me acerco a ella, puedo ver lo que antes no podía, su mejilla esta roja y su labio partido, sus brazos están llenos de moretones, me enojo y quiero matar a ese desgraciado, se que su asqueroso padre la quiere casar con un mexicano, pero es un imbécil, si piensa que voy a dejar que me quiten a mi corderito.
- ¿Quién te hizo eso? – señalo su mejilla, ella se lleva una mano al lugar que señalo y baja la mirada.
- No importa quien me lo hizo, no es algo que al señor Ambrosetti le puede llegar a importar – me gusta esa bravuconería.
- ¡Aaa! corderito – me agacho y tomo con cuidado su rostro, esos bellos ojos q