24. Te explicaré todo
El ambiente entre todos nosotros era tan espeso que se había tornado líquido. El aire, irrespirable, quemaba mis pulmones. Apretaba un puño debajo de la mesa, concentrando toda la furia que podía. De manera disimulada miraba a Dante esperando que dijera algo, que solo dijera que todo era mentira. Sabía que no podía ser posible que él apareciera de la nada diciendo que quería a Edward así como así, pero al imaginar que todo esto era una jugarreta por una herencia… me dolió.
—Alessandro —comenzó con una voz espectral—, solo estás diciendo estas tonterías porque estás tomado. Mañana, cuando despiertes, te arrepentirás.
Una mueca cruel se pintó en su rostro. Ladeó su cabeza, adolorido, y tras un largo suspiro solo dijo:
—Oh, por favor, ¿no es cierto que le enviaste el examen de ADN a nuestra Nonna? —su voz se tornó cortante—. Dime la verdad, tú no quieres y no querrás a tu hijo.
Mi corazón palpitaba con una fuerza impresionante. Todo me dolía, estaba lista para abandonar ese estúpido c