Narrado por Fatima Hneidi:
Mi madre me humilló en muchos modos con cada una de sus palabras. Y no tuve como defenderme. Porque en mi mente, aun estaban las palabras que recibí en mi llegada. Donde por primera vez en años, sentí que sí tenía a una madre.
Mis pensamientos se esfuman cuando mi madre sale por la puerta y un ruido desgarrador, aberrante, inverosímil y... Tétrico, se cuela en mis oídos. Dejandome fuera de sí.
Quedo inmóvil. El disparo retumba en mi pecho como si me hubieran disparado a mí. No lo escucho con los oídos, lo escucho con el alma. Lo siento en la piel, en los huesos, en el vientre. Y aunque quisiera tener dudas de la persona que lo ha recibido, aunque quisiera pensar que ha sido una advertencia para alguien, un accidente, una amenaza, un juego, o un error sin precedentes... Se ha quien fue dirigido.
Es Mariano. Lo sé. Lo supe desde el primer segundo. Como si algo invisible, algo que no entiendo, nos conectara más allá de la lógica, más allá del pecado, más al