Narrado por Mariano Hans:

En un punto, creí que iba a morir. Todo se oscureció para mí. Y la verdad es que aun no hay claridad, que aún todo sigue desdibujado. No soy capaz de abrir completamente mis ojos, por más que me esfuerzo en hacerlo.

Hasta que por fin lo logro y...

Despierto.

No sé dónde estoy. El techo que se impone sobre mí no me resulta familiar. Las paredes, blancas, sin adornos, sin historia. El aire huele a desinfectante, a encierro, a algo que no debería estar respirando. Mi cuerpo duele. Cada músculo, cada hueso, cada rincón de mi piel parece haber sido golpeado por la furia de un dios vengativo. No se si me merezco sentirme como me siento, como un jodido miserable.

Intento moverme, pero el dolor me lo impide. Me siento como si hubiera sido atropellado por la vida misma. Y entonces, los recuerdos me golpean con la misma violencia que el disparo que casi me mata. Se que estuvo a centímetros de hacerlo porque mi propio cuerpo intenta decírmelo.

Fatma.

La madre de Fa