Después de la hibernación viene...
Capítulo narrado por Fatima:
Me despierto con la luz entrando entre las cortinas, aún no estoy segura de que hora es, pero es como si Allah hubiese decidido darme un guiño esta mañana. No sé por qué. Quizá porque he dormido sin miedo. O porque la paz ha comenzado a dejar sus huellas. Algo en mí se ha sacudido. No sé si fue la cena tan sabrosa que comimos ayer, las miradas compartidas con personas tan amenas, la voz suave de Zena… O que mi corazón, por fin, empieza a no doler tanto. No puedo seguir lloriqueando por Mariano, cuando después de todo lo que me pasó, no ha sido capaz de hacerme ni siquiera una sola llamada.
Me levanto con calma. El cuerpo todavía me reclama por el accidente y por las terapias que he estado haciendo para que mi recuperación sea óptima, pero ignoro la molestia. Me miro al espejo. No tengo la cara cansada por lo menos. La verdad es que me veo bien. Me veo viva. Lo agradezco.
Tomo el teléfono. No sé qué me impulsa a hacerlo, pero marco el número de mi antigu