Narrado por Dana:
Hay un motivo por el que he insistido a Mariano Hans en que me traiga aquí. No ha sido solo por ver a mi adorada nieta. La más importante para mí. Pero hay algo más, martillando dentro de mí, que es importante esclarecer, y lo decidí apenas lo supe.
Toco la puerta de la pequeña casa con decisión. No me tiembla la mano. No me tiembla el alma. Estoy aquí porque quiero estar. Porque necesito estar. Porque mi nieta está en esta casa, y aunque no sé si ella ya le ha contado de mí, sé que ella me necesita cerca. No sé si ella le habló de nuestro pasado en común. Conozco a Fatima, tiene un corazón que no le entra en el pecho, ella no me juzgaría. Mi nieta es una mujer inteligente, acorde a esta época en que las mujeres sí se pueden permitir sentir.
La puerta se abre.
Zena aparece. Se queda boquiabierta al verme a mí tocando en su puerta, en este país. No me sorprende. El destino es pequeño, caprichoso, y a veces cruel. Nos miramos en silencio. Reconozco sus ojos. Su pos