Mundo ficciónIniciar sesiónEl ascensor emitió un pitido y las puertas se abrieron. Salí con la cabeza bien alta. Nikita estaba apoyado contra la pared y, al verme, me miró de arriba abajo una vez más y se acercó a mí.
—Por fin has llegado, ¡un minuto más y habría ido a buscarte!—¿Tanta prisa? ¡Iba a casa! —resoplé, recordando a las dos mujeres con las que había estado bailando.—Vamos, gatita, te enseñaré mi despacho —sonrió, haciendo caso omiso de mi pregunta. Bueno, está bien. No había nadie en la recepción, seguimos por el pasillo y al final estaba el despacho. La luz era tenue y había cuadros en las paredes. Mientras caminaba, intentaba distraerme con ellos y no con quien me estaba devorando con la mirada. Caminaba despacio a propósito, para que pudiera ver mejor mi figura con los tacones.Pronto llega






