Mis pies se mueven y no sé qué camino siguen, solo estoy segura de que tu voz es quien guía mi sendero, pero tengo miedo de caer.
Isabella
Todo marcha genial, pero siento que lo extraño, en todo el día ni me escribió ni me llamó y aún sigo sin saber de él. Se supone que la ofendida soy yo, no tengo por qué sentirme de esta manera, pero es tan asfixiante pasar el tiempo sin saber que está ahí, pendiente de mí.
—Tienes cara de que quieres irte —Alzo la mirada al oír la voz de Linda.
No es empleada de la tienda, pero no podía no invitarla, es capaz de asesinarme con sus propias manos, si no lo hago.
—Estoy cansada, es solo eso —admito, aunque no es del todo cierto.
—Yo creo más bien que extrañas al dios del sexo. —Ruedo los ojos.
—¿Cuándo vas a dejar de decirle así?
Sonríe traviesa y deja caer los hombros.
—Isa, eres mi amiga y me gustaría que de verdad estuvieras disfrutando de la fiesta, pero es obvio que tú quieres otro tipo de celebración, ¿por qué no vas con él y ya? —Suspiro—. Te d