Me siento perdida, cada vez me hundo más en las profundidades de su inmensa oscuridad, no sé si deba seguir ahí, pero me es tan difícil apartarme.
Isabella
Es increíble que Alexander pretenda darme órdenes como si yo fuese uno de sus hombres ni se imagina lo equivocado que está conmigo, yo no soy un títere o una marioneta que él pueda mover a su antojo. Es un maldito idiota infeliz.
Me quedo dentro del auto cuando llego al estacionamiento, necesito calmarme un poco antes de salir. Es un idiota, no puedo creer que yo esté follando con un hombre como él. Salgo del vehículo cinco minutos después y mientras camino hacia la tienda hago hasta lo imposible porque el malhumor no se me note en la cara.
—Buenos días —saludo y paso de largo.
—Buenos días, jefa —responde Lucia siguiéndome con la mirada—, los subtítulos son claros, no te preocupes —añade antes de que me encierre en la oficina, respiro hondo antes de dejarme caer en el sillón.
Esto no está funcionando, cada vez me hago más adicta a