Escucho otra voz que me habla en mi cabeza, además de Ast, y a la que considero mi conciencia. Lo sé, es loco, pero soy muy habladora y necesito a alguien o algo que me conteste, ya que mi loba se niega; la utilizo a ella.
—¡Conciencia, no te esperaba! —dije con honestidad.—Siempre estoy aquí, Isis. Además, debo hacer que te comportes bien hoy con tu cuñada —respondió muy seria.—Solo apareces para regañarme —contesté, con la misma seriedad. A veces creo que en verdad no es mi conciencia. Le preguntaré a mi Alfa un día sobre eso.—No es así y lo sabes. Abre la puerta —me indicó.Pero antes de que lo hiciera, la puerta se abrió y apareció Jacking, enfundado en unos pantalones vaqueros y una camisa amarilla clara que hacía juego con mi vestido, su cabello muy bien peinado. Sus ojos relucieron al verme.