Me levanté esa mañana con ansiedad. Mi Alfa me había dicho que me llevaría a conocer a su hermana Merytnert. Quería causar una buena impresión, con la intención de hacerme amiga de ella.
—Ast, despierta —llamé a mi loba—. Quiero que me ayudes a escoger un vestido. Hoy voy a conocer a la hermana de mi Alfa. ¡Quiero estar bonita!—Isis, sabes que yo no sé nada de eso —protestó molesta—. Déjame dormir. Después de que comimos todo lo que te trajo Jacking, ¡tengo un tremendo sueño!—No fue Jacking, fue mi Alfa —le aclaré con incomodidad.—Lo que digas, Isis —contestó, y la sentí removerse en mi interior—. Pero, ¿por qué no te lo comiste tú y me hiciste a mí comerlo?—Porque entonces era a mí a quien me daba sueño —repliqu&e