Suelta una breve carcajada, algo entre divertida y sardónica, mientras toco un mechón de su cabello que cae al lado de su rostro pálido. Me muevo despacio, como si no tuviera prisa, como si supiera que cada instante mío mantiene a Isfet atrapada.
—Dale, bruja, llevo mucho tiempo sin tener sexo. Una vez solamente. Probemos; si sientes que vas a perder el control, paramos —digo, mientras continúo besándole el cuello, recorriendo con mis manos su hermoso cuerpo, que se deja hacer. —Vamos por parte, Nicolás. Tú también me atraes mucho desde el primer momento que te vi. Tu olor me gusta —responde, recorriendo con ansias mi fuerte torso. —Decídete, bruja; solo estamos tú y yo aquí. Probemos —la vuelvo a besar, esta vez con más pasión. Responde de la misma manera. Cierra los ojos y se deja llevar. Si