Sonrío. Me doy la vuelta en cámara lenta y lo observo en silencio, dejando que mi mirada le transmita todo lo que siento. Este no es solo nuestro ritual; este es el inicio de mi estrategia que nos transformará por completo.
—No te muevas —le pido, rozando su mandíbula con mis dedos—. Ve a bañarte. Esperaré por ti aquí, no demores, que se enfría la comida.Sus manos buscan de nuevo mi cintura. Lo dejo acercarse esta vez porque es justo lo que quiero. Se me escapa una sonrisa provocadora antes de hablar.—De acuerdo, amor, solo cinco minutos —y desaparece.Me quedo allí, junto a la mesa, observando el lugar donde Horacio acaba de desaparecer. Puedo escuchar el eco de sus pasos en el pasillo mientras sube las escaleras hacia el baño. Su energía aún vibra en el aire, y la sensación de su cercanía me deja completamente despierta, con cada fib