24. ¡ESTO ES UN SECUESTRO!
BLAIR
El auto dio una pequeña sacudida.
—Joder, qué susto —masculló el Beta en voz baja.
Entonces me di cuenta de que estaba actuando como una histérica.
Y ese prepotente Alfa no se daba ni por enterado.
—Lo lamento por el grito… pero quiero regresarme. Ahora.
—Señorita Blair, yo fui quien insistió. Por favor, no se moleste —la señora Marpple intercedió.
—Es muy tarde, mañana puede regresar —me miró con súplicas en los ojos.
Como si fuese poco, Cinthya se movió de sus piernas y se agarró a mis jeans.
—Pequeña, te vas a caer, cuidado —estiré mis brazos para tomarla.
No me quedó más remedio que cargarla sobre mis muslos.
—Cuidado con las heridas de Blair, Cinthya —ese insufrible volvió a hablar, bajando el tono.
Abrazada del cuello por mi nuevo coala y con la Sra. Marpple endulzando este secuestro, tuve que aceptar.
No me imaginaba pasando la noche en la manada más importante de estas tierras, pero aquí estaba.
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Después de casi media hora, los focos del Mercedes alumbraron un portó