CAPÍTULO 96 — Un Favor Peligroso
Esa mañana, en lugar de ir a su oficina como siempre, condujo directo hacia la televisora donde Angel Mendoza la esperaba.
Isabella estacionó su automóvil en el área reservada para visitantes. Respiró hondo antes de bajar: la mezcla de nervios, determinación y un leve presentimiento se le arremolinaba en el estómago. Al acercarse a recepción, un guardia la reconoció y la saludó con respeto. Había algo en su porte, en su elegancia natural, que hacía que incluso quienes no seguían de cerca el mundo de la moda supieran exactamente quién era.
— Vengo a ver al señor Mendoza —anunció con serenidad.
— Sí, señora… —el recepcionista leyó el registro—… Fuentes Mansilla. Está en lista. La acompañarán en un momento.
Una joven asistente apareció enseguida, toda energía y pasos apurados.
— Por aquí, señora Isabella —dijo sonriendo con admiración apenas disimulada.
Caminaron por los pasillos iluminados, llenos de fotografías de presentadores, actores, reporteros y pr