CAPÍTULO 94 – Verdades a contraluz
Madre e hija habían salido hace menos de 10 minutos cuando volvieron a tocar la puerta de la oficina de Isabella. Esta vez era solo Camila. Quien regreso con la excusa de que se habia olvidado algo en la ofcinia de Isabella.
La joven respiró hondo, intentando recomponer su ánimo. Sus manos temblaban un poco.
Isabella la observó con una mezcla de ternura y firmeza. Había visto esa expresión muchas veces: la de una mujer intentando complacer a todos menos a sí misma.
— Camila —dijo finalmente—, no podemos seguir con la prueba así. Tu mamá es de… esas madres que no suman. Resta.
Camila dejó escapar una pequeña risa amarga.
— Lo sé —respondió—. Aunque me cueste admitirlo, lo sé. Pero no imaginé que sería tan difícil elegir un vestido con ella aquí. Me sentí como si estuviera fallando en todo.
Isabella se levantó y se acercó, ajustándole un tirante que había quedado torcido.
— No estás fallando, Camila. La única que no te está dejando respirar es ella.
Ca