Mundo ficciónIniciar sesiónEsa noche, Gabriel le pediría matrimonio a Isabella. Frente a él, una larga mesa blanca, decorada con pétalos de rosa, velas encendidas y copas de cristal, parecía brillar bajo la luz cálida del atardecer.
No era un hombre que dejara los sentimientos al azar; había planeado cada detalle, desde la reserva en el restaurante frente al mar hasta el anillo de diamantes que descansaba en su bolsillo, guardado con tanto cuidado como si fuese un tesoro.
Cuando Isabella llegó, vestida con un sencillo vestido beige que se movía con el viento, Gabriel sintió cómo todo el esfuerzo había valido la pena. Su belleza era natural, sin artificios, sin adornos; pero esa noche, con el refl







