CAPÍTULO 6 – Ecos del pasado
Gabriel había notado el nerviosismo de Isabella desde hacía varios días. Era un cambio sutil, casi imperceptible para cualquiera que no la conociera tan bien como él. Gabriel no le dijo nada; ya había aprendido a no presionarla cuando se aproximaban los lanzamientos de sus nuevas colecciones. Isabella era perfeccionista, meticulosa hasta el extremo, y cada temporada la tensión la consumía un poco antes de que el éxito volviera a coronarla.
Por eso no le sorprendió verla así. Supuso que todo se debía al cansancio y al estrés, y se limitó a mimarla. Le preparó una rica cena, la acompañó con una copa de vino al anochecer; y la mañana del martes le dejó una nota en el espejo con una frase que sabía la haría sonreír. Quería que sintiera su apoyo sin necesidad de palabras.
El día de la cita llegó, e Isabella se levantó más tarde de lo habitual. Gabriel ya se había ido cuando esa mañana salió del baño con el cabello envuelto en una toalla y la expresión concentr