CAPÍTULO 154 — El brillo de la mentira
Treinta días.
Ese era el tiempo exacto que había transcurrido desde que Gabriel salió de la casa de la madre de Isabella, dejando tras de sí el corazón herido de Isabella y una separación que, se sentía como una amputación en el alma. Un mes sin una llamada, sin un mensaje, sin saber si él estaba comiendo bien, si dormía, o si, al igual que ella, se pasaba las noches mirando el techo, buscando respuestas en la oscuridad.
Isabella se alisó la falda de su vestido con un gesto autómata mientras observaba el caos organizado del estudio de televisión. Las luces cegadoras de los reflectores, el ir y venir de los técnicos con cables y micrófonos, y el olor a laca y maquillaje barato saturaban el aire. Hoy comenzaban las grabaciones del reality show. Ese proyecto que había nacido como un chantaje más que una estrategia comercial y que ahora se sentía como una soga alrededor de su cuello.
Ella había cumplido su parte. A pesar de las muchas noches sin dorm