CAPÍTULO 118 — Cada vez más cerca
El día transcurría con normalidad para Gabriel, o eso creía él. Había pasado la mañana revisando informes, visitando el avance de dos proyectos y resolviendo llamadas pendientes. Estaba sumergido en un plano cuando su teléfono sonó. El nombre que apareció en la pantalla lo sorprendió: Un número desconocido lo estaba llamando. Decidió contestar.
— Hola, Gabriel, ¿Cómo has estado? — preguntaron del otro lado del teléfono.
Esa voz era inconfundible, Álvaro Rivas, un viejo amigo de su padre, abogado de renombre y dueño de uno de los bufetes más prestigiosos y antiguos de la ciudad.
— ¿Álvaro? Qué gusto escucharte —respondió Gabriel, dejando a un lado el lápiz. Hace mucho tiempo que este abogado no tenía contacto con su familia.
— Gabriel, muchacho, cuánto tiempo —saludó el hombre, con esa voz grave que recordaba a autoridad y cordialidad al mismo tiempo.
— ¿A qué debo la llamada? — Gabriel no tenía mucho tiempo para tanta cortesía, quería saber el moti