Mi hermano James nos llevó en su coche hasta su casa, ya que estaba algo apartada de la ciudad, aunque su casa no es que fuera algo común, pero la verdad es que la casa de mi hermano era mucho mejor que la que yo tenía en Nueva York. Bajamos de su coche cuando aparco, mirándonos a mi abuela y a mi mientras sonreía, aun sabiendo mi hermano que esa era una de las cosas que no me gustaban de él, pero pense que no era la hora de pelear con él, aunque ganas de pegarle un puñetazo a algo o a alguien si que lo deseaba-
— Bienvenidos a mi casa abuela espero que te guste aunque no es gran cosa, es de mi propiedad y estoy orgulloso de tenerla — nos dijo James
— No te preocupes cariño, hemos venido a buscar a mis niñas, no ha criticar tu casa, tranquilo — contestó mi abuela
Entramos en la casa, viendo a una mujer que salía de lo que parecía la cocina, acercándose a nosotros mientras sonreía
— Bienvenidos, espero que su estancia sea cómoda, mi nombre es Maria por si necesitan algo — nos dijo la m