La noche había caído sobre Grayhaven como una manta densa, húmeda, que absorbía cualquier rastro de calor diurno. Desde la ventana de su habitación en la posada, Allyson Drake observaba cómo las luces de la calle parpadeaban intermitentemente, como si incluso la electricidad se sintiera inquieta en aquel pueblo. Tenía la sensación de que algo se movía bajo la superficie, una corriente invisible que amenazaba con arrastrar a cualquiera que se acercara demasiado.
El teléfono vibró sobre la mesa de noche, sacándola de sus pensamientos. Era un mensaje cifrado del FBI: Permanezca alerta. Hay actividad inusual cerca de su objetivo. Mantenga vigilancia, pero no actúe sola. — Matthews.
La mención directa de Matthews siempre le provocaba una mezcla de seguridad y tensión. Sabía que él confiaba en su criterio, pero también que no le perdonaría un error. Su experiencia en campo le había enseñado que, cuando Matthews usaba el término actividad inusual, podía significar cualquier cosa, desde un co