El mensaje de Jesús llega como un relámpago en medio de la tormenta:
"Ven a mi casa esta noche, para terminar el informe final a Montenegro. No te preocupes, Kathy está aquí."
Las palabras parpadean en mi pantalla, una invitación y una advertencia al mismo tiempo. Kathy como escudo. El trabajo como excusa. El proyecto como la única razón por la que debería ir, y la única razón por la que no puedo negarme.
Tres días han pasado desde nuestro último encuentro en su oficina. Tres días de miradas evitadas, de silencios cargados, de preguntas sin respuesta.
Me pasé, esta vez. No se si me odia o siente pena por mí. La tonta que se enamoro del jefe.
El auto de la empresa me recoge puntual a las 7 PM. El trayecto hasta la mansión Montenegro es un viaje a través de mis propios pensamientos. Cada árbol, cada farola, cada curva del camino me recuerda las veces que he hecho este recorrido con el corazón en la mano y la cabeza llena de ilusiones estúpidas.
Igual que hoy.
La casa está ilu