Punto de vista de Isla
—No necesito salvar a mi ex compañero.
Mi voz resonó clara como el cristal en el silencio del salón. El color desapareció del rostro de Damián.
—Vámonos. —Dije, tomando la mano de Esteban y girando para marcharme.
—¡Espera! —Gritó Damián detrás de nosotros, con la voz quebrada por la desesperación. —¡Por favor, dame una oportunidad!
No miré hacia atrás.
Esteban me condujo hasta la casa de mis padres.
—¿Estás bien? —Preguntó con un tono lleno de preocupación.
—Estoy bien. —Respondí, observando las luces de la ciudad pasar a través de la ventanilla. —Solo no esperaba verlo.
—Si no te sientes cómoda, podemos regresar a Suiza antes de lo previsto.
—No. —Dije, mirándolo. —No voy a permitir que nadie cambie mis planes.
Esteban sonrió con ternura.
—Por eso te amo.
Se detuvo frente a la casa de mis padres, y le di un suave beso en la mejilla antes de bajar.
Apenas abrí la puerta, me quedé inmóvil. Había alguien sentado en la sala.
Damián.
—¡Isla! —Dijo mi madre, poniéndo