98.
NARRADOR
Más allá de las murallas del castillo, donde el día comienza a asomar y la brisa fría viaja con fuerza, las piezas claves se preparan.
Brujos con capas oscuras aguardan pacientes el momento, escondidos bajo una protección de magia hasta que esta se rompa.
Otros más se mueven en silencio, como simple susurros que lleva el aire para no ser detectados y entre ellos Elena.
Sus ojos como fuego miran hacia el castillo, en sus labios se va dibujando poco a poco una sonrisa cargada de maldad y odio.
Se mantiene oculta bajo el manto de una capa, misma que se ondea suavemente con la brisa que va y viene.
En sus manos sostiene un pequeño frasco con un líquido turbio, removiéndose, agitandose con las sombras que posee.
Un hechizo, un poder concentrado para confundir la mente y alterar el presente. Eso es todo lo que necesita por ahora para entrar y después esperar a que el padre de su peor enemigo, aquel que fue su compañero, cree la distracción.
Dentro de los muros todo se man