86.
AURORA
Habíamos regresado temprano, a primera hora de la mañana. No entendía el motivo del porqué Kayne estaba tan apresurado, hasta que bajé del auto.
La tensión en el castillo era palpable, intensa, cargada de algo… peligroso, algo siniestro.
Esto no se sentía bien y Kayne pudo notarlo cuando apreté su mano más de lo debido.
—Todo está bien, sigamos.
Asentí, observando venir a Rowan. Su expresión era seria, pero su postura delataba la gravedad de algo de lo que yo no tenía ni idea.
—Kayne, tenemos un problema. El consejo quiere tu presencia ahora. Los guardias los guiaron hacia la sala sin separarse de ellos, pero están agitados.
—En unos minutos estaré ahí.
Pasamos por su lado entrando. Sabía que esa reunión se haría a puerta cerrada, sin que mi presencia fuera necesaria; tampoco es que quisiera.
No quería ver rostros de desprecio, pensar en que cualquiera de ellos podría hacer el siguiente movimiento para enviarme más lejos esta vez.
—Aurora, estás aquí, por fin—. La pri