50.
AURORA
No sabía exactamente cuánto tiempo había pasado, qué tan lejos estábamos de cualquier cosa. Todo lo que sabía era lo poco que había podido ver a través del saco medio roto que me colocaron sobre la cabeza.
Aprieto el agarre sobre mi ropa sucia, hecha un desastre, llena de humedad y otras cosas de las otras celdas.
Tiene pedazos arrancados, pequeñas pistas que había dejado para que Kayne pudiera encontrarme.
Eso fue lo más inteligente que se me ocurrió hacer, mientras recordaba sus palabras el primer día que llegamos a esa manada.
"Yo voy a encontrarte, pase lo que pase. No lo olvides."
Esas palabras me daban esperanza y un calor cálido en mi pecho. Ya no construiría barreras para alejarlo, para que mis sentimientos no tomaran un rumbo que estaba prohibido.
Lo estaba aceptando por completo en mi vida, a pesar del riesgo que eso conlleva.
Fui lanzada hacia una celda; mis manos amortiguaron el golpe, raspándose contra el suelo áspero y húmedo.
La capucha fue arrancada de mi cabeza