49.
KAYNE
Se supone que había dejado esto en claro cuando tomé el poder; parece que los malditos Alfas no tomaron muy en serio su trabajo y mis órdenes.
—Los quiero a todos de rodillas— di una sola orden sin levantar la voz. Pronto, la pequeña sala se vio llena de mis guerreros tirando a todos contra el suelo.
Me paré frente al Alfa, mirando su arrogancia escondida, aunque el brillo de desafío en sus ojos lo delata.
Quería respuestas y algo me dice que no las dará tan fácilmente.
—Tomen a la Luna y desnudenla—ordené, manteniendo su mirada. No se inmutó, no hizo nada, no hasta que escuchó sus gritos pidiendo que la dejaran.
—Ahora comencemos, Alfa Edgar. ¿En dónde está ella?
—No sé de quién habla.
Un grito agudo llenó la habitación, haciéndolos temblar a todos, mientras la garra se deslizaba por la piel de la mujer.
—Última oportunidad.
—Dije que no sé de qué habla.
Asentí lentamente, observándolo. Tal como dije, no va a hablar y yo estoy perdiendo la malditâ paciencia