AURORA
Quise correr, escapar de él, pero supe que no llegaría lejos, su mirada lo decía todo, "no voy a dejar que huyas"
—No debiste venir aquí— dijo con suavidad, sacándose la camisa antes de pasarla por mi cuerpo sin rozarme la piel con sus dedos.
Salté un poco cuando su mano se posó en mi espalda baja, con una firmeza que me decía que ahí se iba a quedar para controlarme antes de que pueda hacer cualquier cosa.
Lo seguí en silencio hacia el exterior, los hombres afuera no dijeron nada al vernos salir, tomaron sus respectivos puestos como si nada.
Regresamos al palacio por el mismo bosque oscuro; mis manos apretándose en el dobladillo de la camisa pensando que en cualquier momento va a detenerse y a clavarme las garras.
«Va a clavarte algo, eso es seguro» murmura Cahya divertida como si eso me hiciera sentir mejor.
—Tranquila, Aurora, no voy a hacerte nada.
—Me gustaría creerte.
Suspiró sin decir nada más, alimentando el pánico que estaba por consumirme y mi estúpida loba n