El secretario pensó un rato y dijo: —Señor Silva, lo más importante para nosotros ahora es pensar en cómo solucionar la construcción que se está posponiendo.
Ángel dijo después de quedar silencio los diez segundos: —Pide una cita con el fiscal Benicio en el juzgado y a ver si esta tarde puedo quedar con él.
—Bien, señor Silva.
El secretario se puso en contacto con varios abogados y fiscales que antes habían estado cerca de Ángel, sin embargo, como si se hubieran confabulado, le dijeron que últimamente estaban ocupados y que no estaban disponibles para verlo.
Ángel no se sorprendió al enterarse de esto.
—Olvídalo, parece que la gente del juzgado no tiene solución, pídele a Tadeo que se reúna conmigo.
Tadeo aceptó rápidamente a quedar con él, y a mediodía, cuando Ángel llegó al restaurante, Tadeo ya estaba allí esperando.
Al ver a Ángel, sonrió con suficiencia: —Señor Silva, ¿qué quieres?
Ángel puso cara de hielo, —Señor Ramos, no tiene sentido que finjas que no lo entiendes.
La sonrisa