Después de decirlo con un tono frío, Leonardo colgó el teléfono.
Matilda respiró hondo para reprimir su tristeza y se dirigió a Próspero Lujoso en coche.
Beata y Ricardo estaban felices esta noche, Santiago López y Candela Martínez sabían del avance de Matilda a la repesca y llamaron a Ricardo para decirle a Matilda que intentara ganar un campeonato.
—¡Mati, eres todo un orgullo! Estaba jugando a cartas cuando recibí la noticia de que habías llegado a la segunda rondal, ¡y las mujeres ricas estaban tan celosas de que yo tuviera una hija tan maravillosa!
Matilda sonrió tímidamente y dijo con modestia: —Mamá, no soy tan buena, esto es sólo una ronda preliminar, aún quedan varias competiciones por delante.
Beata dijo con orgullo: —¡Mi hija es tan buena que seguro que consigue el campeonato!
—¡Me esforzaré al máximo!
Ricardo la miró con una sonrisa y le dijo: —Mati, si consigues el primer puesto, te daré una sorpresa.
—¿Qué sorpresa?
—Si te lo digo, ¿es una sorpresa?
—¡Por esta sorpresa de