—¿Qué quieres decir?
—Cuando tu pierna se cure, nos divorciamos, ¡y eso sería beneficioso para ambos! Si no quieres hacerlo, ¡entonces voy a pedir al tribunal el divorcio!
Leonardo apretó los dientes y, con los ojos muy abiertos, gritó: —¡Natalie, no te atrevas!
Natalie se rio con despreocupación. —¿Por qué no me atrevería? Si no quieres curarte la pierna y te entregas a la autodestrucción, es tu asunto, ¿por qué yo debería sacrificar toda mi vida por ti? Puedes enloquecer, pero no me hagas problemas a mí.
Después de decir eso, se dio la vuelta y se fue directamente.
Una vez fuera del Grupo Ramos, Natalie reflexionó un momento y decidió llamar a Josefina.
Tras contarle que Leonardo renunciaba a tratarse la pierna, ella condujo de regreso a la villa.
Después de bañarse, se preparaba para la cena cuando Leonardo entró exasperado en el salón.
—¿Por qué le dijiste a mi abuela que no quería seguir el tratamiento en mi pierna?
Natalie dejó el tenedor, se encontró con sus ojos y respondió ser