Las lágrimas resbalaron por las comisuras de los ojos sin cesar mientras Natalie lloraba de forma triste y deprimente, y Fermín estaba consolándola a su lado, con los ojos también enrojecidos.
Sin saber cuánto tiempo pasó, Natalie se fue calmando poco a poco.
Se secó las lágrimas y dijo en voz baja: -Fermín, volvamos.
-Vale.
En el camino de regreso, Fermín dijo de pronto: -Natalie, tal vez no debería decir eso. He visto cómo se han llevado los últimos días tú y Bryan y no creo que te guste. Aunque te trata bien, me siento raro. Te aconsejo que lo observes unos días más antes de decidir si quieres casarte con él o no.
Natalie se detuvo en sus pasos y sonrió con amargura, hasta Fermín notó que había un problema entre ellos.
-Bueno, Fermín, no te preocupes. Es mi matrimonio, lo pensaré bien.
-¿Cuándo vuelves a Imperialia?
Natalie se quedó callada, con los ojos bajos: -Dentro de unos días, quiero volver con el maestro a Imperialia, me preocupa que esté aquí solo.
-Es mejor si maestro quier