—Digo la verdad, sabes que nunca miento.
Elián la fulminó con la mirada, —Me mientes todos los días, si no tuvieras que volver a curarle la pierna a Leonardo, ¿habrías vuelto?
Natalie escupió la lengua, —¡Tenía miedo de volver porque no heredé sus virtudes!
—¡Ya lo sabes! Entonces, ¿cuándo vas a volver a heredarlas?
Natalie: —...
—Maestro, no hablemos de cosas desgraciadas. ¿Qué cenamos esta noche?
—¡Nosotros comeremos estofado de pollo con setas de montaña, tú verduras!
—¡No querrás que coma sólo verduras!
—¡Deja las tonterías y enciende el fuego!
—¡Ya voy!
Al ver Natalie irse feliz a la cocina, Elián suspiró y miró a Fermín: —¿Cómo está la niña?
Cuando su familia llegó hacía siete años, Natalie estaba aprendiendo medicina con Elián, era la más talentosa y trabajadora de todos los discípulos de Elián, y como era la menor, todos la mimaban.
Fermín susurró: —Creo que no va muy bien, y ahora ni siquiera está tan sonriente como antes.
Elián gruñó y dijo fríamente: —No hay gente buena en l