Capítulo 65: No es nada para mí.
Isabella caminó hacia la sala, el cabello aún húmedo por la ducha y un suéter beige cubriéndole los hombros. Al entrar, la luz tenue de la lámpara de mesa iluminó el rostro atento de Victoria, quien alzaba una taza de té con ambas manos. El vapor subía en espirales, perfumando el aire con canela y manzanilla.
—¿Estás mejor? —preguntó Victoria con una voz suave, sin levantar del todo la mirada.
—Sí —respondió Isabella, sentándose frente a ella en el sofá. Sus movimientos eran lentos, pensativos—. Sofía se durmió hace un rato. Cansada pero feliz.
Victoria asintió con una sonrisa cálida.
—Me alegra saber que tuvo unos días bonitos. Lo necesitaba. Y tú también.
Un pequeño silencio se deslizó entre ellas. Victoria dejó la taza sobre la mesa de centro, cruzó las piernas con elegancia y la miró con un gesto que parecía casual… pero no lo era.
—Solo no entiendo —dijo de pronto, sin dureza, pero sin suavidad tampoco—, por qué trabajas tanto si estás casada con un hombre tan rico.
Isabella parp