―El señor Nikolái sin duda es un hombre halagador, mira cómo trata a su esposa, ¿por qué dicen que no la ama? Es más que obvio que está encantado con ella... —La voz de uno de los espectadores del gran salón resonó en el lugar.
Zander apretó sus manos en puño, mientras observaba la puerta por donde se había marchado hacía poco Selene junto a aquel hombre que tanto le degradaba.
―Es cierto, aunque ¿no fue el señor Nikolái quien vino con su amante?
―Es cierto, dicen que su amante es la mismísima hermana de la señorita Sartori...
―¿De verdad? Escuché decir por ahí, que la señorita Sartori robó el amor de su hermana, de hecho, él siempre amó a la señorita Ezio, pero la señorita Sartori usó su poder con su abuelo y lo ató a un matrimonio sin amor, siendo la pobre señorita Ezio, una amante, por culpa de esa mujer manipuladora.
―¿De verdad? No hay duda de que las chicas con poder e influencia pueden ser muy malvadas, una bruja sin duda...
―Silencio... si llegan a escucharte seguramente te me